En el primer semestre del año, al menos 10 mil 457 mujeres y niñas han sido víctimas de violación simple o equiparada en México, un promedio de 58 al día y 2.4 cada hora, refieren cifras oficiales. Además, marzo fue el mes más violento para ellas, pues se disparó el número de víctimas de abuso, acoso, hostigamiento sexual y violación.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), se han abierto 7 mil 436 carpetas de investigación por violación simple y 3 mil 21 por violación equiparada.
La entidad con más delitos es el Estado de México, con mil 515, seguido por la Ciudad de México, con mil 101; Nuevo León, con 654; Guanajuato, con 503, e Hidalgo, con 469.
El informe de Incidencia delictiva del fuero común documentó un incremento en todos los delitos contra la libertad y la seguridad sexual en el mes de marzo, que cerró con 3 mil 141 carpetas por abuso sexual, mil 132 por acoso sexual, 301 por hostigamiento sexual y mil 133 por otros delitos que atentan contra mujeres.
A nivel nacional se acumulan 16 mil 761 carpetas de investigación por abuso sexual, 5 mil 934 por acoso sexual, mil 534 por hostigamiento sexual y 6 mil 381 por otros delitos de este tipo, mientras que el informe de violencia contra las mujeres registra miles de llamadas más en lo que va de 2025.
Al respecto, María Elena Esparza Guevara, fundadora y presidenta de Ola Violeta, A.C., subrayó que el Estado tiene la obligación de proveer servicios de acompañamiento con perspectiva de género a las víctimas, así como de contar con líneas de auxilio disponibles y hacer campañas para difundirlas. Por ejemplo, en la Ciudad de México es el *765.
“Hace tres semanas, la presidenta [Claudia Sheinbaum] presentó un programa muy ambicioso de Abogadas de las Mujeres. Es una buena medida porque desde luego a la víctima le da más confianza, después de haber sufrido un delito de esa naturaleza, el ser atendida por una mujer. Y asegurar, supervisar que las carpetas no se archiven, que se tomen con mucha seriedad y que se investiguen todos los casos”, dijo.
Al afirmar que muchas veces la propia víctima tiene miedo y culpa, especialmente si la agresión pasó hace mucho tiempo, dijo que esto complica el proceso de acceso a la justicia porque es algo que les cuesta mucho verbalizar y enfrentar al convertirse en un trauma.
“Y, como todos los traumas, implica después un estrés postraumático en el cual la víctima revive una y otra vez esa sensación de ser agredida en lo más íntimo, en su seguridad y eso provoca serios problemas, trastornos; por ejemplo, depresivos o de ansiedad, y de mucho miedo, incluso se puede desarrollar paranoia”, explicó.
La doctora y consejera en género del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX dijo que el delito no prescribe y aún puede ser denunciado, pero eso implica un proceso terapéutico y de acompañamiento sicológico para que la víctima pueda hablar de lo sucedido.
“Hay un porcentaje de las violaciones que ocurren, por ejemplo, en el contexto familiar. La violación no sólo ocurre con un victimario extraño, puede ser el propio esposo, la propia pareja. Es difícil a veces identificar cuándo se presenta en el contexto de un noviazgo o de un matrimonio e incluso si ya fue identificado es muy complejo que la víctima se anime a denunciar a una persona con quien puede haber dependencia afectiva y económica”, lamentó.
Sobre las 58 víctimas diarias de violación, comentó que es el número conocido y difundido por las autoridades; sin embargo, hay cifra negra pues muchas no denuncian por las razones explicadas anteriormente. A eso se suma la magnitud del abuso sexual infantil.
“Esto ocurre en ocho de cada 10 casos dentro del propio hogar y el agresor es un familiar o amigo del entorno muy cercano de la víctima. (...) El tío suele ser el que ocupa el primer lugar de este tipo de agresiones contra menores. Hay víctimas niños también y hay otras formas también de mirar el problema, cuando hablamos, por ejemplo, de embarazo infantil, tendríamos que estar pensando siempre en que si hay una menor embarazada es muy difícil que haya dado su consentimiento”, manifestó.
Sobre el proceso ideal para denunciar un caso de este tipo, Esparza Guevara aseguró que el enemigo a vencer es la impunidad. Al abrir una carpeta de investigación se activa un protocolo en las fiscalías, idealmente se detiene al agresor, pero si ya pasó mucho tiempo es más complicado tener elementos de prueba.
“En el caso de la violación las primeras horas son críticas para hacer las pruebas que puedan aportar información. Me parece que lo que se hizo en la Ciudad de México del banco de ADN de agresores sexuales es un ejemplo muy bueno de lo que tendría que estar ocurriendo en todas las entidades”, agregó.